martes, 10 de junio de 2014

"Todavía hay destellos tenues de la civilización que quedan en este matadero bárbaro que una vez fue conocido como humanidad"

Wes Anderson (recuerda querida hermana, el de Scream es Wes Craven) es una peculiaridad en sí mismo, si quieres definir el arte kitsch date un atracón de sus películas y jamás se te olvidará. Este tipo de directores no pasan desapercibidos, o los adoras o los odias. Y yo soy de las que lo quiero. 
Aunque solo he visto la mitad de su filmografía, este director me ganó con su Viaje a Darjeeling y me conquistó del todo con Moonrise Kingdom. No tenía que esforzarse mucho más y nos sorprende con El Gran Hotel Budapest. Lo que me fascina de sus películas, más bien de su guión, es la capacidad para volver brillante las interpretaciones ridículas, es decir, hemos visto actores más o menos consagrados como Bruce Willis, Frances McDormand, (ambos salen en Moonrise Kingdom) Adrien Brody, Tilda Swinton, Edward Norton y ahora Ralph Fiennes interpretando con una intensidad fuera de lo común a personajes que nos dan la risa. Y eso hay que reconocérselo a unos actores inmensos y a un director inmejorable. 


El Gran Hotel Budapest es un libro escrito por "El Autor" (Tom Wilkinson/Jude Law) en el que cuenta la historia que el dueño del hotel le contó allá por los años `70. La historia cuenta los años mozos de Zero (Tony Revolori), dueño del hotel que empezó como ayudante del gran Gustave (Ralph Fiennes). Estas tres épocas engarzadas por una misma historia es divertida, emocionante y entretenida. La interpretación de cada uno de los personajes es increíble, incluyendo un Willam Dafoe que no abre la boca, pero casi lo prefieres. Pero si alguien es la estrella del Gran Hotel Budapest es Ralph Finnes, pues estamos acsotumbrados a verlo de villano o del más bueno de los buenos, pero aquí se ríe de sí mismo y consigue hacer de su propia burla un papel indescriptible. 


Lo mejor: lo bien que encajan tanto actor bueno junto, no se pisan ni se eclipsan y eso es tan raro como las propias películas de Wes Anderson. Y una Saoirse Ronan que cada vez me gusta más. 
Lo peor: que se encasille como siempre dentro de ese género "raro" propio del director, pero que no conseguirá arañar ningún premio, ni nominación. 


Esta crítica es parte de la gran iniciativa de el grandísimo "Club del Cinéfilo" al que tengo el honor de pertencer. Debido a problemas de agenda y que mis cines son muy especiales, como ya todos sabéis he llegado con casi dos meses de retraso, pero he llegado. Aquí os dejo las maravillosas críticas de mis compañeros:




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