domingo, 22 de febrero de 2015

"Nunca os pediré hacer nada que yo no haría personalmente"

Jake Gyllenhaal en los últimos dos años ha recuperado esa esencia que ya mostraba en Donnie Darko y que siempre mantuvo, aunque las cintas en las que se veía implicado, tal vez, no daban mucho de sí. Siempre lo he considerado un gran actor, pero con tres de sus últimos trabajos me he dado cuenta de que un buen actor nunca deja de sorprender, aunque lo tenga todo ganado, siempre puede dar una vuelta de tuerca a sus actuaciones.

Hace dos días vi Nightcrawler, empujada por unas cuantas críticas que eran incapaces de
expresar con palabras el trabajo de Gyllenhaal. Lou Bloom es un personaje excéntrico que se dedica a robar chatarra y venderla para sacarse unas perras. Su extrema delgadez, dejando a la vista los huesos y facciones de su rostro, le da un aspecto todavía más siniestro a un personaje con un carácter que parece despreocupado, pero no es tal, sino que controla cada mínimo detalle, gracias al "auto aprendizaje que le brinda internet". La vida de Lou y la de todo el que se cruce con él cambia cuando descubre la profesión de "Rondador nocturno (Nightcrawler) de sucesos": esto es, cámaras televisivas en busca del suceso nocturno más morboso que abra las noticias de primera hora. 

Creo que la interpretación de Jake no puede definirse con palabras, solo con sensaciones,
onomatopeyas o algún que otro taco, en según que escenas. Dejando al lado la transformación física, porque ya es de todos conocido que son muchos los actores que son capaces de hacerlo y me parece algo a mencionar, pero no a destacar (excepto lo de Bale para El Maquinista que eso rozó la insalubridad), su interpretación está llena de matices que lo llevan a mostrar solo con su rostro, la impaciencia, el enfado, la adrenalina, la frialdad, el histerismo o la rabia más absoluta (curiosidad: en la escena del espejo Gyllenhaal se
cortó la mano y tuvieron que darle varios puntos). A su lado tenemos a una Rene Russo fantástica, frívola y maravillada al mismo tiempo, una cara de la misma moneda del periodismo. Sin olvidar a otros dos secundarios clave para el desarrollo del personaje de Lou: Bill Paxton y Riz Ahmed, competencia y compañero de trabajo, respectivamente. 

La crítica al periodismo actual es clara: cuanta más sangre, más cerca de la ilegalidad o más morboso, MEJOR. Podría llamarse el "amarillismo de los sucesos". Todos los giros de guión están respaldados en el personaje de Lou y por tanto, es él quien nos hará maravillarnos con el cariz que toma el asunto. 

Y ahora viene la pregunta: ¿POR QUÉ NO ESTÁ GYLLENHAAL NOMINADO? Vale que este año estaba francamente difícil, pero en la posición de Bradley Cooper hubiese puesto a Gyllenhaal, a Milles Teller o Ralph Fiennes. Tenían bien donde escoger. Me molesta profundamente que en otros casos se haya nominado "por la carrera, por que ya le tocaba" que es algo que, sinceramente, me saca de quicio, si los premios van por años, se premia lo de ese año, para premiar una carrera están los honoríficos. He ahí la hipocresía e incongruencia de los premios que donde dije digo, digo Diego. A gusto del consumidor de turno. Porque realmente, ¿hay alguien que después de Prisoners, Enemy o Nightcrawler crea que este chico no se merezca un premio?

Lo mejor: como crece el personaje de Riz Ahmed al lado de Gyllenhall. Y el propio Gyllenhaal, obvio. 

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